jueves, 23 de noviembre de 2017

El día se escribe al alba.

De cuando en vez traigo de soslayo pensamientos que le pudieran interesar pero no me lee por mucho que diga que me lee sin venir a cuento, o no se entera, y quizá por eso cuando la veo doblando esquinas con la misma gente que la consume pienso que ha dado en loco y que todo está perdido por más que le haya dado mi corazón. Y mi palabra.

No todos tenemos la oportunidad de elegir o que nos elijan, no todos nos damos cuenta que es un privilegio trabajar por un cometido superior y hacer el bien a la colindancia más cercana. (Nobleza baturra obliga). ¿Solo dime por qué ni sufriendo aprendes? ¿En verdad no te enteras? La respuesta la veo en tu mirada. Creí que un pensamiento en de soslayo rayaba tu alma hasta que una palabra descuidada de ti me explicó que tu alma estaba rayada antes de que me leyeras. Lástima que no sea para ti la luz de la esperanza; que no sea la respuesta a la pregunta que te mueve al llanto. Lástima que no me hayas querido como yo te quise. Y a pesar de todo, tu saludo (qué curioso cuando ayer tus amigas de siempre se dieron la vuelta cuando me saludaste. Quedaron a cuadros. Les tendrás que cantar la cara "B" del disco) me deja sin voz cuando te veo cambiar tus caderas de acera. Va a ser verdad que aún te quiero.

Los problemas que te aquejan son un desafío a superar. Algunos problemas aparecen con la peor cara justo cuando parecía que todo estaba escrito. ¿Verdad? No todo está escrito. El día se escribe al alba y hay que echarle ganas, de lo contrario, un poema de amor no se dejará naufragar en tu corazón. (Te veo triste. Cuídate, vigila tu salud). Gracias.

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