Recibo un "emilio" en el que alguien me pide
desesperadamente ayuda para volver a la verdad que le hará libre. Dice
que leyó en de soslayo algo que le hizo pensar que le podía
ayudar. Hay que joderse, ni que fuera profeta, psiquiatra, chamán, bruja o yo qué sé. El "emilio" es anónimo pero tiene toda la
pinta de ser mujer quien lo escribe.
En este país, para bien o para mal, te levantan un chisme de vecindad y te
puedes echar a dormir con la conciencia tranquila.
En Juan 8:61, Jesús dijo a los judíos que habían creído en él:
"Si
vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis
discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres".
Pudiera ser verdad, pero hoy en día ¿dónde vamos a encontrar la palabra que nos hará libres? Nadie se fía de nadie. A Ian le digo: "no, eso no, Ian. Que si
quieres arroz, Catalina. Por cierto, ¿alguien sabe quién es
Catalina y si le gusta o no el arroz? Pregunté y nadie sabe, y eso que
vive en Valencia. Nadie sabe pero todo el mundo dice y obra y luego meten la pata de atrás donde no deben y entonces piden ayuda cuando es tarde.
Para lo que no es tarde es para ir al
informático y comprar otro disco duro porque ése está rayado de mentiras y calumnias. ¿Qué verdad?
Porque es Navidad y el país
le importa un carajo incluso a Rajoy, Catalina, sea quien sea, puede volver a la verdad o volver al lugar de donde vino si aún la quieren: nadie la echará en falta. La única verdad que importa es que la gente se siga muriendo de insolidaridad, desamor, soledad. En Navidad
el país reinicia las promesas incumplidas y la gente es estupenda y los amigos amigas. Y amén. (Nada me debes, nada te debo, estamos en paz). Gracias... (de nada).
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