Cuando hablo de mí no
me presento como modelo de nada, pero al haber bebido durante
tantos años en la fuente de la vida confieso que
tengo que hacer un gran esfuerzo para reconocerme frente al espejo, y no por las arrugas de mi cara, que me favorecen, sino por el país donde habito. Este no es el país que soñé. Pero sigo siendo el mismo, mejor quizá. Creo que los años me han hecho mejor persona aunque solo yo lo perciba desde que no está Eugenio.
Debo mucho a la
vida, y pongo en conocimiento a quien pueda interesar, que nadie que
haya puesto su confianza en mi se ha equivocado pues no he pactado
jamás con el maligno, ni hice tratos con asesinos, ni desprecié una sonrisa. Amo la vida, y por ser respetuoso con todos y todo, trato de hacer camino y pasar
de puntillas por él para no ofender, vivo con lo que
tengo y no echo falta nada. Me considero fiel a mí mismo, leal a mis principios y causas.
No comulgo con simuladores y cínicos, con malvados insensatos ni vividores por cuenta ajena. Y me trae sin cuidado la muerte.
Todos
estamos sujetos a los ripios de la condición humana, somos
imperfectos, pero yo aprendí del refranero popular
que "no se debe mear en el vaso que luego usarás para beber".
A veces ocurren cosas que si no las denuncio estoy seguro que dona me
ladraría desde el más allá. Quien escribe como un quijote con manchas
se alegra de que la vida le haya tratado bien. Soy
feliz aunque a veces lo disimulo porque no lo es
todo el mundo; los impresentables que nos gobiernan ahora y antes deberían oír a dona ladrar
cuando razonamos sobre cómo nos han dejado el país; como un erial. O no sé. Se han tragado el país: ojalá lo vomiten ante los tribunales de justicia con sentencias ejemplarizantes unos, y así las otras que vienen detrás tomen buena nota. Tanto latrocinio continuado no hay país que lo resista.
Soy feliz, lo dije y es verdad, aunque a veces lo disimule, pero echo en falta a dona. Me gustaría tener la oportunidad de volver a compartir con dona otros
sueños, también otras ideas con diferentes argumentos, esperanzas, ilusiones. Levantarle al fin la falda a la luna en la noche más estrellada. Joder, dona. Disculpen, lo de hoy viene al caso porque ayer de nuevo fui a su encuentro y no estaba. Creo que he perdido la noción del tiempo desde que ella no me cubre las espaldas. Ayer volví sin haberme ido y no estaba en el más allá, ni en el más acá cuando regresé. Sigo siendo el mismo pero no tan joven ni tan sano. Gracias... (de nada).
Realmente bueno...
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