miércoles, 16 de diciembre de 2015

Desatando dudas.

De cómo Jesús el Cristo sanó al enfermo, dio de comer al hambriento, y en ese plan, sé lo que sé, y estoy seguro que el último de los milagros aún no entró en el horno. Me falta fe, lo digo a menudo, me falta fe, lo digo demasiado a menudo y me cansa pero no imagino cómo salir de esta enfermiza rutina que me está matando. Necesito salir de esta rutina de politiquería interesada en ganar elecciones y entrar en una más dinámica donde la fe no sea la única protagonista. Una rutina donde la creatividad sea el empuje de vida sana que ilusione. Una rutina donde un puesto de trabajo para todos y todas no sea ciencia ficción. Una rutina donde las personas se sientan útiles. Útiles, porque héroes ya son. Y ayudar al doliente. Quiero, como maletilla desasistido, una oportunidad para todo el mundo, otra sino. "¿Dónde está la utilidad de nuestras utilidades? Machado, don Antonio.

En cada sentimiento hay una palabra por decir, es una palabra latente que está debajo de otra palabra menos exigente. Descubrir al poeta que llevamos dentro es asunto de cada cual. Amor. Es preciso dar salida a esa palabra antes de que sea tarde. Palabra iniciadora en busca de un lenguaje más humano. (Necesito saber por qué somos como somos).

A veces un cuerpo puede modificar un nombre. (Ángel González).

A veces, las palabras se posan sobre las cosas como una
mariposa sobre una flor, y las recubren de colores nuevos.

Sin embargo, cuando pienso tu nombre, eres tú quien le da
a la palabra color, aroma, vida.

¿Qué sería tu nombre sin ti?

Igual que la palabra rosa sin la rosa:
un ruido incomprensible, torpe, hueco.

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