La libertad.
Ama el inocente niño
lo que comprender no sabe;
su hermoso plumaje de ave
y su blancura de armiño.
Ama con puro cariño
a su doncel la beldad;
la líquida inmensidad
el pez de brillante escama.
Sus perfecciones Dios ama
y el hombre, la libertad.
Yo la vi desfalleciente,
ante Dios puesta de hinojos;
con lágrimas en los ojos,
con espinas en la frente;
encadenada y doliente,
cubrir de luto su faz;
Y por un héroe falaz,
por más de un apóstol falso,
pasar del trono al cadalso...
Envilecida... ¡jamás!
Manuel Molina, poeta, falleció el 30 de diciembre de 1990.
Bien !
ResponderEliminar