martes, 29 de diciembre de 2015

Su cumpleaños (la penúltima disculpa).

Esta año no celebró su cumpleaños. Pero recuerda como si fuera hoy lo que recuerda de su infancia. (Nada bueno). Lo bueno, si se puede llamar bueno, lo obtuvo de mayor. Hoy es una mujer corriente con rasgos de musa sin poeta. Bella en otros tiempos, ahora es hermosa por dentro y delgada por fuera; y parece más baja de estatura de lo que realmente es, hasta el punto exacto de no salir de casa si el viento previsto supera los 40 kilómetros hora. Lo peor con diferencia su imagen: no se cepilla el pelo, no se hermosea, le importa un carajo que la vean descuidada con su cuerpo de mujer. Nadie sabe ni imagina qué males concurren en su cabeza. O en su corazón. Por si lo expuesto fuera poco, de sus ojos negro azabache se aprecia la mirada más triste. Y para mayor agravante, este año no celebró su cumpleaños.

Algunas mentiras nacen y mueren sin reconocer lo que en realidad son. Una mujer se deja vencer por un mal divino y entrega los años que le quedan por vivir a la conmiseración. ¿Por qué no reacciona ante la vida esa mujer? Una mujer esconde un amor que adultera la verdad. Una mujer navega en un mar de dudas con un amor fueraborda.

Ella, una bella mujer, no puede cambiar el mundo ni sus sentimientos. El amor ha llamado a la puerta y simplemente se quiere morir antes de abrirla.

Como el azahar en flor con su fragancia, 
como las mariposas que vuelan libres porque siempre es primavera, 
en los años altos de la vida, el sol sigue proyectando su luz y retocando sutilmente el bendito amor. 

El amor no muere, nace, 
El amor de cuando en vez cambia de posada.
El amor siempre caprichoso a los ojos de cualquiera.

El amor nace una y otra vez a lo largo de la vida como cántico que agradece la esperanza. Las ganas de vivir. El amor entrega lo mejor de lo mejor. Por nada. (Una mujer enamorada tal vez y el secreto peor guardado).

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