domingo, 18 de febrero de 2018

Una esperanza lleva tu nombre.

Trastornados de rencores quienes te hacen daño se vomitarán. Pues claro, de algo hay que morir. Se puede morir de pobreza y enfermedad (maldita redundancia), dolor de alma, soledad mal llevada... Nos tenemos que morir... Pero no de sed junto a una fuente... Si un poeta no se da a conocer y su poesía no se explica, porque la poesía se entiende o no pero no se explica. ¿Qué puedo hacer para que no sufras? Mereces mejor suerte y no solo porque yo te quiero, al menos mereces el respeto que te niegan. Una esperanza lleva tu nombre y la Magdalena me ha confiado su entrega.

Una esperanza con tu nombre te (¿nos? puede salvar. Sin dejar de pensar como posible que hoy puede ser el último día que te escribo, la luz del alba es tuya, como lo es el poder resolver a tu (¿nuestro? favor y lo que conlleva (no te engañes, resolver en contra no es opción). Hoy, aquí y ahora, te entrego una esperanza que lleva tu nombre: aférrate a ella con todas tus fuerzas. (Carecer de algo necesario no es estar vacío: Todo tu potencial sigue intacto). Gracias.

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