miércoles, 17 de enero de 2018

Me estoy riendo de mí.

Ustedes no me ven, pero en este momento me estoy riendo de mí. Me río de mí al mirarme al espejo y ver una cara diferente cada día. Envejezco más deprisa que Ian y Enol crecen. Y no me doy pena porque cada día que vivo es un regalo. Por circunstancias que no traigo a de soslayo tuve que morir y morí, pero antes de pasar la raya por miedo a sobrevivir en silla de ruedas o chupando el dedo jugué mi vida a la muerte y se la gané; ahora veo amanecer y como apenas salgo de casa escribo el día que me gusta. De los pocos que ganamos a la muerte no todos somos héroes. Circunstancia que tampoco traigo a de soslayo, ni mis amigas saben que he resucitado; digo resucitar si sobrevivir no es lo mismo. Volví de la muerte y no recuerdo haber vivido otra vida mejor. Se podría decir que mi vida es un hecho sobrenatural. Muerto y resucitado. No soy persona de mucho decir la verdad, pero ahora la digo, pueden creerme, y desde que volví de la muerte los días que vivo son míos porque los escribo excluyendo cualquier otro día de penas y tristezas que tanto abundan en el calendario. Además, y es importante: no vivo de prestado ni de rodillas. Gracias.

4 comentarios: