lunes, 16 de octubre de 2017

Cura de humildad.

Después de un fin de semana independentista un amigo me dice que llame por teléfono a su buen amigo: "no tienes nada que perder". Después de un breve pero concienzudo análisis del asunto valorando los pros y los contras hasta el dolor de cabeza, me decido y llamo. Llamé y una señora me dice que espere y espero; al cabo de unos minutos se pone al teléfono el buen amigo de mi amigo y le explico con todo lujo de detalles mi interés por lo mío, y luego de un largo silencio me dijo gracias pero no. Lo comprendo, le dije, gracias por su tiempo. Evidentemente mi interés no es el suyo. En fin, tenía razón mi amigo: "no tienes nada que perder". Ni qué ganar, añado. Lo que no sabe mi amigo es que mi interés tiene que ver con una deuda que tengo contraída con mi arrogancia y solo el buen amigo de mi amigo me puede ayudar a saldarla porque mi humildad, ay, mi humildad. Ojalá y la María quiera que una cura de humildad me salve. Después de un fin de semana independentista me declaro independiente de mi arrogancia y me anexiono a la humildad, sea lo que sea la humildad. (Intentaré escribir con los humildes en el corazón). Gracias.

3 comentarios:

  1. Hola tú,

    Hoy escribiste muy revuelto. No entendí ni jota.


    Les Seniaes, l"a normalidad",, tu amigo y mis días perdidos han hecho de mi cabez un lío. A lo mejor sigo dormida y no me he dado cuenta.


    Una cosa es segur, no eres normal, si lo fuera no te leería.

    Un abrazo

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  2. Entre amigos anda el juego. Gracias por estar ahí. Beso.

    Salud.

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