domingo, 24 de septiembre de 2017

Si yo fuera...

Si yo fuera cargo electo en la administración pública tendría un salario de escándalo, horario de despacho reducido, coche oficial para que mi esposa vaya a las rebajas, tres guardaespaldas como armarios empotrados para descorrer pestillos y una docena de aduladoras que me aplaudan cuando abra la boca aunque sea para estornudar. Me chifla aparentar, y el dinero que no falte. El dinero es mío, si es de todos no es de nadie, o sea mío, mientras dure el chollo. Desde luego ser cargo electo en la administración pública es un verdadero chollo. Ay, si el PP quisiera...

Que no corra el bulo que la ambición para mí no tiene límites, porque yo no quiero ser demasiado, me conformo con menos. Por ejemplo alcalde, director gerente o cualquier cargo que solo mande yo y no tenga que rendir las cuentas del rosario al tribunal de cuentas. La avaricia rompe el saco y yo no soy de esas. Porque a mí un chisme teledirigido a mi credibilidad me provoca ansiedad y la ansiedad -dicho sea de paso- es la antesala del manicomio.

Frenesí: como es domingo y ni tú ni yo damos palo al agua, el vino correrá de mi cuenta y será a tu salud, el café, las pastas de té y lo que tanto nos preocupa lo dejamos para otro día y será a mi salud pero tú lo pagas. "Volveremos al amor cuando otros acuerden eso que tanto nos preocupa". ¿Para cuándo cumplir tu promesa de amor? Gracias.

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