sábado, 19 de agosto de 2017

A Dios pongo por testigo.

¿Alguien sabe cuándo acaban las fiestas en el pueblo de Patricia? No se trata de que la gente no se divierta, que la gente se divierta y sea feliz, pero mi cabeza retumba de tal manera que está a punto de estallar. Las trompetas y los tambores, los petardos. Y porque Cristo ya vino. ¡Sí, Cristo ya vino, yo lo vi, lo llevaban los costaleros de un sitio para otro!. Después de tanto esperar, ¡Cristo viene pronto!, cuando vino, con ese vapuleo y el para y tira sin venir a cuento se irá para no volver. Adiós a las bondades, a las expectativas de vida sana, al amor, a los sueños más hermosos, a la esperanza de ver amanecer un día mejor. Ya no habrá consuelo y podrá irnos mucho peor. Y Jesús decía: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". (Lucas 23:34). Si es por mí, que el Padre los perdone, pero saben lo que hacen. Los mariachis que me cantaron con voz cazallera "Las Mañanitas" a las seis de la mañana lo saben. Gracias.

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