viernes, 20 de enero de 2017

Yo me rindo.

Ya no quiero ser monseñor, poetisa, ni siquiera pensionista, quiero ser un corrupto con sentencia firme y en la cárcel sin derecho a revisión de condena, indulto o lo que sea que reduzca mi condena. Estoy que me vomito de escribir de corruptos y corruptelas cada día. Cuando la corrupción tiene tantas caras no quedan ejemplos honestos que imitar ni historias de amor soñar. Ya uno se inventa hasta los viernes de fiar. Reconozco que la verdad engaña más que la fe, por eso, este país huele peor que una parva de cucho. Sean felices si pueden: Yo me rindo. Gracias... (de nada).

No hay comentarios:

Publicar un comentario