viernes, 22 de mayo de 2015

Domingo, 24 de mayo.

Una amiga que siempre está en todo -como mi suegra-, me dice que pobre madre de mis amigas. La que se presenta a las elecciones, porque además de ser candidata con lo que eso conlleva y la primera comunión de su hija, además es Pentecostés, la fiesta del Espíritu Santo. Ese día es el más difícil de entender y el más fácil de sentir... "El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo aquel que nace del Espíritu”. 3,8.

Fascinante, delirante, conmovedor. No había caído, tampoco sé si me tengo que caer. Pero ya le digo a mi amiga que si me tengo que caer me importa un carajo que sea Domingo de Pentecostés, conmigo que no cuente el Espíritu Santo ni la madre de mis amigas candidata. A votar sí, claro.

Será un domingo de pena para el olvido. Pentecostés y las elecciones lo de menos. Lo demás la primera comunión de mi amiga: Hada Alexia. Y no dormir la siesta, que esa es otra. 

2 comentarios: